24 de junio de 2011

Y entonces, ¿cuáles son las nuevas formas de protestar? … Exijo una explicación!!!



Gabriela González Vivanco.
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
Santiago, 23 de Junio 2011

Desde hace un largo tiempo, que no caminaba tanto ni tan acompañada. Las últimas movilizaciones por la educación, nos han devuelto las avenidas principales de la ciudad y de nuestro país. No puedo esconder el goce que me ha provocado marchar junto a tantos que queremos un cambio a la Educación y a la Constitución.

Los miles que salen a las calles, no pueden estar equivocados al vociferar la urgencia de esta transformación, al manifestar la indignante situación que se encuentra el sistema educativo chileno y al exigir que las soluciones deban ser transversales y radicales.

No es una cuestión de percepción o punto de vista; por el contrario  el panorama que se abre en medio de la revuelta y la protesta estudiantil es esta multitud de banderas y de voces entonando al mismo son el cambio en la educación.

Es cierto, hasta aquí las formas de protestar a través de las marchas han sido más o menos las mismas que los movimientos sociales desde antaño han tenido para expresar sus demandas: avanzar todos juntos por las calles entre gritos y proclamas hasta llegar al punto de reunión, donde a veces espera un escenario para saludar, felicitar a los manifestantes y dar a conocer sus petitorios. Y tampoco es novedoso que de manera aislada, aun cuando recurrente, existan desordenes y enfrentamientos entre las fuerzas policiales que reprimen a los lanzadores de piedras, de molotov y a los que destruyen el mobiliario público.

Esto último, es el manjar de los medios de comunicación que actúan de amplificador del terror social, que infunden temor en la ciudadanía para que se repliegue en sus casas a ver por televisión a la “horda primitiva” desbordarse y así contribuir con sensacionalismo a una opinión pública desalentadora que justifica su conformismo en el imaginario de que salir a la calle a protestar es cuestión de ilusos desorientados y desordenados luchando por causas perdidas.

Lo lamento, porque en la TV no sale lo que hoy viví en la marcha de este jueves 23. Por lo menos, la histórica manifestación de los 120 mil -que sólo en santiago coparon la Alameda- obtuvo en parte justicia, cuando algunos medios de prensa mostraron las distintas creaciones y expresiones artísticas e ingeniosas formas de protestar por la educación.

En eso estábamos hoy, cuando un grupo grande de estudiantes de nuestra Universidad Academia de Humanismo Cristiano, se daba un descanso después de haber avanzado desde Plaza Italia hasta los Héroes y se asentaba en medio del bandejón central en la Alameda, para alentar y disfrutar del  extraordinario pasacalles y performance, que sus compañeros de la Escuela de Artes de la Universidad, había preparado con tanta dedicación y profesionalismo.

Ya lo habíamos visto unas cuadras más atrás en el frontis de la Estación Mapocho. El trajín del barrio del Mercado Central se detuvo a ver y aplaudir el acto que presentaron estos estudiantes. Fue gloriosa la ovación que recibieron por el regalo artístico que a medio día entregaron a la ciudadanía agitada y afanada en sus asuntos.

Sin ser experta y menos improvisar una crítica de arte, el cuadro que crearon y presentaros los y las estudiantes de la Escuela de Artes, es bellísimo y por varias razones: hay trabajo colectivo, de inclusión e integración de artes diversas –teatro, música, danza- , está montado sobre un guión que recoge la proclama de la protesta, o sea, el momento fúnebre y opresor del sistema educativo del cual somos parte; es una puesta en escena de la indignación, del desaliento y la desesperación que implica hoy someterse a las condiciones que impone el mercado de la educación, en fin hay una elaboración precisa y con sentido de aquello por lo cual salimos a las calles a protestar.

Retomamos la marcha, para seguir hasta la Alameda, y montar por segunda vez esta exacta y artística forma de revuelta. Allí nuevamente el gran número de estudiantes de la Academia, los de arte con su pasacalle al centro del bandejón se preparaban para la segunda patita, mientras el resto de estudiantes de la Universidad los rodeaba para disfrutar del acto. Había en ese tremendo ruedo pancartas de antropología, sociología, administración pública, pedagogía en matemáticas y todos alrededor de la justa, artística y pacífica causa.

¿Qué pasó esta vez?. Sin aviso previo, la fuerza policial arriba de sus caballos, se abalanzó sobre la ronda, mientras más carabineros soltaban el bozal a sus canes rabiosos, llegaron los carros lanza aguas y lanza gases, para dispersar al grupo. Con varios chorros de agua, evidentemente, arruinaron el cuadro, mojaron e intoxicaron a varios de los estudiantes que sólo se resistieron levantando las manos en señal de paz. No voló ni una sola piedra, ninguna molotov, ni palos –más que la luma de carabineros- nada de aquello salió de parte de nuestros estudiantes.

A los estudiantes, no me queda más que felicitar, alentar a seguir y darles mi apoyo.

A las autoridades de gobierno, 
exigirles una vez más, una explicación.


  

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