Patricio Alarcón Carvacho
Profesor y Psicólogo, UAHC.
Con motivo de un aparente aumento
de casos de abusos sexuales en establecimientos educativos, dados a conocer de
modo reiterado por los medios de comunicación, en algunos centros escolares se
ha reaccionado con disposiciones de distanciamiento físico y emocional entre
los estudiantes, los docentes y otros funcionarios de los colegios. Estas
disposiciones reactivas y prohibitivas, paradojalmente, son el mejor modo de agravar,
aumentar y eternizar estas co-psicopatologizantes prácticas.
La intimidad humana general, como
la intimidad coexistencial educacional, incluye la intimidad sexual, para
comprender conceptual y valóricamente esta afirmación, es imprescindible comenzar
por definir intimidad, en sus
diferentes dimensiones.
¿Qué es la intimidad?
La intimidad pueda ser abordada
desde múltiples enfoques teóricos, como el “yo-tú” o el “nosotros” en la
filosofía dialógica buberiana; desde la
biología del amor, como un acoplamiento estructural congruente sustentado en la
validación al otro como legítimo otro en el dominio de esa convivencialidad; desde
un enfoque sistémico, como un encuentro fortalecedor de las identidades de los
interactuantes.
Metafóricamente, la intimidad
puede compararse con la integración de dos colores diferentes, por ejemplo un azul y un amarillo, la integración de ambos que genera un nuevo color, en
este caso el verde, será equilibrado
y sin el dominio de uno u otro, en tanto los colores legitimen el otro color
tanto como el propio. Para que exista una real intimidad, el nuevo color verde, no sólo no les resta el azul o el amarillo a los colores interactuantes, sino que, por el contrario, es
a partir de esa experiencia de intimidad lo que a los colores señalados les posibilita
fortalecer su azulismo y su amarillismo, siendo además este
fortalecimiento lo que permite que el verde
sea más plenamente verde. Por tanto,
la condición de una intimidad madura es que en el acto de constituir el verde,
no sólo no dejan de ser los colores que son sino que, por el contrario, los
fortalece y, con ello, el verde que generan.
Estos colores, que son las
identidades de los interactuantes, se encuentran en permanente cambio, la falta
de conciencia de este dinamismo es probablemente una de las principales causas
de las pseudointimidades o dificultades en las posibilidades reales de
experimentarla.
Esta multi-identidad está
directamente relacionada con las posibilidades de generar multi-intimidades. Continuando
con la metáfora, las posibilidades de tipos de intimidades son tantas como
tipos de colores pueden crearse con los colores del arco iris. El predominio
del paradigma de la simplicidad que nos llena de vendas y puntos ciegos, nos limita
a percibir y, por ello, vivir y buscar
sólo unos cuantos colores, con el predominio monocromático claro de la intimidad sexual que usualmente es descrita
y vivenciada como reducida y fragmentada.
Existen ciertas intimidades románticas
e impuestas por el sistema de control social, las que se reiteran, reduciendo
la creatividad y limitando hasta la rutina el horizonte de la
multidimensionalidad de la intimidad. Educar la emocionalidad y sus infinitas
posibilidades policromáticas es una tarea que debe ser urgente y
responsablemente asumida por la educación, porque de ella depende la existencia
y la plenitud que conlleva la verdadera coexistencia con los otros.
La intimidad es vínculo,
acoplamiento, encuentro, que para que sea tal debe cumplir con los siguientes
requisitos:
1) Consciencia presente de los interactuantes (incluidas,
a lo menos, la conciencia corporal, emocional y ontológica).
2) Aceptación incondicional positiva del ser del otro
(validándolo como un legítimo otro y, en tanto diferente, aceptar que piense
distinto y sienta diferente. Con libertad de actuar y responder con
independencia de las expectativas y las predicciones).
3) Percepción de sí y del otro como seres completos y
perfectos, por tanto, la intimidad para ser tal debe constituirse en un modo de
relación en que el yo no se
“completa” o “perfecciona” en el otro y
éste tampoco se “completa” o “perfecciona” en el tú. Sólo este rasgo
fundamental de la intimidad permite que el yo
y el tú accedan a la experiencia
relacional de fortalecerse en sus diferencias, legitimando simultáneamente la
mismidad (el ser del sí mismo) y la otredad (el ser del otro).
4) La decisión de intimar con el respeto absoluto de la
libertad propia y del otro, generando con ello autonomía, seguridad,
responsabilidad y conciencia moral.
5) La decisión de intimar nutriciamente, fortaleciendo con
ello la capacidad de amarse a sí mismo, de amar al otro y de aceptarse como
merecedor del amor.
6) Tener la capacidad de distinguir entre intimidad y
pseudointimidad, la segunda a diferencia de la primera involucra algún tipo de
dependencia, esclavitud o pérdida de libertad, al estar directamente vinculada
con la búsqueda de alguna satisfacción afectiva de alguno de los
interactuantes.
7) Aceptar y estar disponible para explorar y experimentar
diversos tipos, niveles, dimensiones de intimidad; con capacidades de
flexibilidad y pragmática para contextualizar las experiencias de intimidad.
Se incluye, a continuación,
ejemplos relacionados con la multiversidad de la intimidad y su comparación con
tipos de pseudointimidades.
EJEMPLOS DE TIPOS INTIMIDADES
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VERSIONES DE INTIMIDADES NUTRICIAS
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VERSIONES DE PSEUDOINTIMIDADES
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Estética
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Co-goce estético diferenciado y enriquecido por las
identidades en intimidad.
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Competir sobre la mejor elección o valoración estética.
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Experiencia estética que enriquece la relación de los
interactuantes.
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Influir para modificar o acrecentar el nivel de interés
o goce estético.
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Conflictiva
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Experiencia que fortalece la relación de los interactuantes.
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Experiencia que genera o aumenta la negación de yo o del tú, de los interactuantes.
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Experiencia que enriquece la capacidad de abordar de modo conjunto y proficiente nuevos
conflictos.
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Experiencia que prolonga el conflicto en el tiempo al
mutar las emociones (vivenciadas en el aquí y el ahora) en sentimientos
(emociones racionalizadas en tanto se les
agrega pensamientos que mantienen la situación de conflicto en el
tiempo, eventualmente incrementándolo por la descontextualización y
atemporalidad que ello implica.)
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Sexual
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Intimidad sexual integral u holística que incorpora el
mayor número de dimensiones de los interactuantes (corporal, mental,
emocional, espiritual, energética, entre otras)
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Intimidad fragmentada o atomizada donde se consideran sólo
una dimensión (como por ejemplo la corporal) o una parte de dicha dimensión
(genitalidad)
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Intimidad que incorpora el respecto por la diferencia de
género o de opción sexual en distintos niveles de encuentros: pupilar,
verbal, corporal o combinado con cualquier otra de las infinitas
posibilidades de intimidad humana.
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Intimidad utilizada para satisfacer necesidades
primarias no satisfechas (en un continuo que vas de menos a más patológicas)
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Educativa
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Intimidad en que las díadas: docente-estudiante, estudiante-estudiante
u otra modalidad, en la construcción del “nosotros” opera fortaleciendo el
desarrollo y madurez plena e integrada de las identidades, así como la
calidad y la hologramatidad de la convivencia. (favoreciendo la salud y la
felicidad de los interactuantes)
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Relación que por la invisibilización de algunos de los
interactuantes no permiten la generación del “nosotros” en la intimidad
educativa.
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- Transformación integral, experimentada por educadores
y educandos en la co-vivencia educativa dentro del dominio político,
incorporando con ello la significatividad y transferencia a la vida de la
intimidad laboral.
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Relación de intimidad educativa que privilegia o niega
alguna de las dimensiones de desarrollo humano de los interactuantes.
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Laboral
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Intimidad co-laborativa experimentada en el contexto del
trabajo que fortalece la identidad y rol de los trabajadores involucrados en
la convivencia.
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Relación que favorece la negación entre los trabajadores
(competencias, prejuicios, discriminación, doble vínculos, entre otras muchas
formas de negación)
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Intimidad laboral que fortalece el yo, tú y la relación integral
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Relación laboral que debilita o daña algunas de las tres
dimensiones involucradas en ella: el yo,
el tú o la relación
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Emocional
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Intimidad empática y/o asertiva
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Comunicación que confunde, niega o no refleja la emocionalidad de los interactuantes.
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Intimidad en la holoemocionalidad /diálogos del corazón
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Comunicación que
racionaliza o mecaniza los diálogos a través de la reducción o intelectualización
de la emocionalidad de uno o más de los interactuantes.
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Intelectual
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Intimidad de fusión
de horizontes[1]
mediante el entretejimiento de los conceptos,
ideas, argumentos o discursos
de los interactuantes.
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Dialogo de sordos o intentos por lograr que el otro piense como uno.
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Mediación holístico integrativa, en que dos o más otro
interactuantes utilizando su estructura cognitiva colaboran co-constructivamente
en el desarrollo cognitivo de otro.
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Relación educativa de poder o influencia social mediante
la cual se oprime o somete el intelecto del otro.
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Corporal
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Intimidad en el dominio de la holocorporalidad, en que los interactuantes se encuentran a partir de
una co-conciencia corporal en el dominio político.
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Interacción en que se somete la voluntad del otro a
través hacer dócil su cuerpo.
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Intimidad en la conexión cuerpo-emociones-mente, donde
la corporalidad se co-asume como el punto de referencia fundamental de la
coexistencia.
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Interacción en que se niega una parte o el todo corporal
del otro o de sí mismo en interacciones sustentadas en “deberías”,
generadoras de comparaciones negadoras del yo y el tú.
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Espiritual
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Intimidad de goce cósmico o conexión de la
individualidad con la trascendentalidad, de la parte con el todo o de lo
personal con lo trascendental.
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Intimidad en que se utiliza (a modo de préstamo) la
espiritualidad de otro como propia, para suplir la carencia o dificultades
psicoespirituales para acceder a ella.
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Intimidad de conexión con el silencio menor[2]
y mayor, que permite a partir de la toma de conciencia del existir de sí
mismo de lo otro y de los otros, co-alimentar
el espíritu y el alma de los interactuantes.
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Interacciones pseudoespirituales en las que se pierde el
enraizamiento y el juicio de realidad, lo que obstaculiza el encuentro con los otros.
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¿Qué es la intimidad educativa coexistencial?
Es el encuentro en el aquí y
ahora de dos existencias, es la integración de un yo-existente- consciente y un tú-existente-consciente,
generadores de una coexistencialidad o
un nosotros-existente consciente, que
convierte ese contexto en el mejor y más pleno, para ser, para amar, para aprender,
para hacer y para todas las multidimensionalidades posibles de la intimidad
coexistencial. De este modo:
1. La intimidad educativa coexistencial es un momento
completo y suficiente en sí mismo, cuando se vive nada falta ni nada sobra. Es
todo lo que es cuando es, es el mejor momento existencial. (no se tiene otro, a
no ser que se le otorgue el mismo valor a las realidades mentales o semánticas).
2. La intimidad coexistencial implica dos procesos
simultáneos, el existir en sí mismo (mismidad) y el existir para y con el otro
(otredad).
3. La intimidad coexistencial requiere de condiciones y
acciones intencionadas y conscientes: de “silencio menor”, alineación,
presencia presente, empatía y asertividad,
validación de sí mismo y del otro como legítimo y conciencia de las
necesidades afectivas primarias insatisfechas propias y en lo posible del otro.
4. La intimidad educativa coexistencial requiere de preparación
integrativa: ontológica, psicológica, sociocultural, emocional, mental y, desde
una óptica más integrativa y transpersonal, energética y espiritual.
5.
El único contexto posible de aprendizaje es el contexto
del aquí y el ahora en que ocurre la intimidad educativa coexistencial.
6. El momento del la intimidad educativa es el mejor
momento y mejor lugar, no existe otro para los interactuantes.
7.
Todo lo que ocurre en el contexto de la intimidad
coexistencia transforma a los interactuantes,
como un todo, de acuerdo a la biología del amor, más allá de la propia
existencia, según la psicología sistémica transgeneracional.
8.
La intimidad educativa en el dominio de la
coexistencialidad opera de acuerdo a los siguientes principios: (a) existir en
el dominio semántico u ontológico hermenéutico, como condición generadora de la
coexistencialidad, (b) co-fortalecimiento de la mismidad y la otredad (que el
accionar en la relación opere con los principios: “a mayor identidad mayor
intimidad y mayor intimidad mayor identidad); la co-liberación de los
interactuantes, (c) la co-validación de los coexistentes como legítimos sí
mismos y legítimos otros (co-nutrición de los vinculantes). Cualquier intimidad
que opere con principios opuestos a los señalados correspondería, en el marco
de estos supuestos a una pseudointimidad,
que es probablemente el modo más peligroso y psicopatológico de relación.
9.
El valor de la intimidad educativa -como oportunidad de
nutrir el desarrollo integral y reparar los daños de vínculos psicopatológicos-
permite en el aquí y ahora que el docente llene el “estanque” o la “olla”
(entiéndase en los dos casos “autoestima” y “soporte afectivo”) del estudiante,
cualquiera sea su historia de origen psicosocioafectiva, consciente de que ese
es un instante de intimidad irrecuperable, donde no existe el ayer o el mañana
ni otro que no participe de ese instante.
¿Qué es la intimidad sexual?
La intimidad sexual también es un
fractal multidimensional y hologramático, que incorpora todas las dimensiones
de los interactuantes en el único contexto que la hace posible el aquí y el
ahora, donde cada parte articulada con el todo hace de cada acción un acto de
amor que nutre el ser pleno del otro y de sí. Incluye los cinco niveles[3] de
la pirámide de necesidades de Abraham Maslow, cada uno de los ocho memes[4]
definidos por David Beck y Chris Cowan, cada uno de los tres cuerpos[5] que
según Ismael Quiles constituyen al hombre. Desde esta descripción
hologramáticas de la sexualidad, todas las partes caben, todas las lecturas del
ser humano, todas las prioridades culturales, ninguna carta sobra o falta en la
mesa siempre que el juego tenga por objetivo el ser pleno de los participantes,
vale decir, la potenciación o actualización (dependiendo de la lente filosófica
con que se mire), de la identidad (del sí mimo o mismidad), de la otredad, de
la libertad, de la salud y de la felicidad integral e integrada.
En este tema es fácil confundir
oro con oropel, amor con pseudoamor y también verdadera intimidad sexual con
falsa o pseudointimidad sexual, esto ocurre cuando esta intimidad es descrita y
vivida, como la mayor parte de los procesos humanos, desde la negación de sí
mismo y del otro, desde la fragmentación[6] de
sí mismo y del otro, desde el desamor de sí mismo y del otro, desde la
restricción o anulación de la libertad de sí mismo y del otro, desde la holopatologización
de sí mismo y del otro, etcétera.
¿Por qué a mayor intimidad educativa coexistencial menor abusos
sexuales en los contextos escolares?
1)
Porque la intimidad educativa coexistencial interactúa
con la conciencia hologramática, desde la convicción de que el acceso al objeto forma parte de ser del
objeto. Vale decir, que lo que yo hago o dejo de hacer en el contexto del
aquí y el ahora en que coexisto con el otro, será parte de todo su devenir
personal, transpersonal y transgeneracional. Por ello, Morin sostiene que
asumir el principio de la hologramatidad activa de modo simultáneo la
responsabilidad y la solidaridad. Se toma conciencia de que “no da lo mismo”,
respecto a lo que se hace o se deja de
hacer consigo mismo y con el otro en el contexto de la intimidad, porque todo
lo hecho, por oculto, secreto, encerrado y oscuro que se haga, tendrá
consecuencias en cada una de las dimensiones de los interactuantes (Psico, Bio,
Socio, Emocional, Ético, Espiritual, Energético, Transpersonal, Estético, Transgeneracional…);
así como en cada uno de los componentes de su redes de interacciones (familiares,
amigos, compañeros de trabajo, otros) y desde una óptica más transpersonal tendrá
impacto ecosistémico a nivel planetario y universal, también en cada una de sus
partes, dimensiones, niveles, esferas.
En síntesis,
la más pequeña chispa en una
interacción a nivel sexual puede quemar todo el bosque existencial del o los interactuantes, del mismo modo que una
verdadera caricia sustentada en el amor maduro puede incidir en que el
tataranieto del o los interactuantes sea más sano y feliz.
2)
Porque la intimidad educativa coexistencial es un
momento completo y suficiente en sí mismo, cuando se vive nada falta ni nada
sobra, el uno y el otro se describen y operan como obras
estéticas y éticas perfectas y completas, no cabe la imperfección. (pérdida de
la unidad, del bien, de la verdad o la belleza).
3)
Porque la intimidad educativa coexistencial implica dos
procesos simultáneos, co dependientes y recursivos de desarrollo,
actualización, madurez o sanación: el de mismidad
y el de otredad. Si en determinada interacción se debilita en alguna medida
o aspecto estos procesos, deja de ser una intimidad coexistencial y puede
recibir nombres como relación conflictiva, vínculos sociopatológicos o
pseudointimidad.
4)
Porque la intimidad educativa coexistencial responde al
requerimiento de acciones intencionadas y conscientes, tales como: “silencio
menor[7]”,
alineación, presencia presente, empatía y asertividad, validación de sí mismo y del otro como
legítimo en la convivencia, estos requerimientos dejan fuera la posibilidad de
negación o daño personal, interpersonal o transpersonal.
5)
Porque la intimidad educativa coexistencial requiere de
tener conciencia respecto las
necesidades afectivas primarias insatisfechas propias y, en lo posible, del
otro. Utilizando la terminología de Jürg Willi[8],
haber hecho consciente el tipo de colusión al que se tiende, a partir del tipo
de estructura de personalidad que se posee; conocer el juego predominante con
el que se participa con los otros (en lenguaje del análisis transaccional[9]),
saber la pauta de pautas que conectan sistémicamente con los otros (de acuerdo
a los postulados de la ecología de la mente[10]),
o haber identificado los tipos más frecuentes de acoplamiento estructural que
se tiene con los otros en el dominio de la co-vivencia[11].
Esta consciencia ecosistémica e intrapersonal evita la utilización del otro como satisfactor, de cualquier tipo
de necesidad, especialmente de las más primitivas y primarias.
6) Porque la intimidad educativa coexistencial requiere de
preparación integrativa: ontológica, psicológica, sociocultural, emocional,
mental, y, desde una óptica más integrativa y transpersonal: energética y
espiritual. (Este requisito debieran tenerlo muy presente los centros de
formación de docentes, mínimo debieran tener una asignatura semestral para
trabajar el desarrollo éticopsicoespiritual,
con la convicción de que la principal herramienta de trabajo es la persona del docente y no
fundamentalmente los conocimientos y las estrategias didácticas como se suele
priorizar). En tanto, la interacción a nivel escolar incorpore como condición
la integridad o actualización[12]
de los docentes, no habrá acción en el currículo implícito o explicito que dañe a estudiante
alguno en ninguna de sus dimensiones coexistenciales.
7)
Porque el momento del la intimidad educativa coexistencial
es el mejor momento y mejor lugar, por tanto es una instancia del todo
incoherente desaprovecharla, y aún más absurdo, ensuciarla en medida o
dimensión alguna.
8)
Porque la intimidad educativa coexistencial opera en el
dominio político[13] (del
aquí y ahora; único contexto posible del cambio, del amor y de la existencia),
como condición generadora de la coexistencialidad, este nivel de conciencia
existencial inhibe el dominio de la mente y la racionalización, no existe el
autoengaño ni la utilización de mecanismo alguno que permita caer en la
pasividad moral o en la inconciencia de no imputabilidad[14].
9) Porque la intimidad educativa coexistencial se basa en
el co-fortalecimiento de la mismidad y
la otredad, en la co-liberación de los interactuantes,
en la co-salud integral y en la co-validación de los coexistentes como
legítimos sí mismos y legítimos otros. Estas bases esenciales reducen o anulan
toda posible psicopatologización o daño en una relación profesor-estudiante.
10) Porque
la intimidad educativa coexistencial constituye en sí misma una oportunidad
única e irrecuperable de nutrir el desarrollo integral de los estudiantes y de reparar
los daños de vínculos psicopatológicos actuales o previos. Permite en el aquí y
ahora que el docente fortalezca la autoestima global y fortalezca la
pertenencia y el soporte afectivo de los estudiantes, cualquiera sea su edad e
historia psicosocioafectiva. Por ello, nada más opuesto al abuso sexual que la
intimidad educativa coexistencial, ésta en sí le otorga sentido y amor a la vida, fortalece todos
los recursos para el autocuidado y educa el ser pleno del estudiante, incluido
el desarrollo y madurez psicosexual, de
un modo integrado y hologramático.
Se trata de, en suma, de una
relectura crítica y profunda de los hechos, con otros ojos, con nuevas miradas,
que deberían estar presentes en la formación de personas y de profesionales
responsables de la infancia y la juventud. La mera judicialización o
patologización de los delitos sexuales no basta, hemos de aprender sentidos
nuevos y desaprender vínculos nefastos de pseudointimidad y negación del otro,
tan propios de estos tiempos.
[1] Concepto acuñado por Jürgen Habermas.
[2] Ismael Quiles denomina silencio menor como a la
experiencia de meditación o conciencia que permite alimentar el espíritu,
conectándose con la belleza de lo que “es” y se “tiene” y como silencio la
oración que permite alimentar el alma mediante el dialogo con Dios.
[3] Los niveles de la pirámide de de Maslow son las siguientes: fisiológicas,
seguridad, sociales, estima, autorrealización.
[4] Los memes
son definidos como niveles de conciencia en el modelo de la "Spiral
Dynamics" o Espiral del desarrollo de David Beck y Chris Cowan.
[5] Los tres cuerpos son: el físico, el espíritu y el
alma.
[6] Es sabido que una de las características de la
educación de la sexualidad, es que tiende ha impartirse atomizadamente, una
mezcla de partes desconectadas de información genital, y de una domesticación
sexual con distintos grados de incorporación de las dimensiones afectivo
sociales y espirituales (también incorporadas como partes desconectadas del
holoser)
[7] El silencio menor que según el filósofo Ismael Quiles
es uno de los alimentos del espíritu, se puede homologar a la presencia o
conciencia de ser; donde y cuando se es.
[8] Leer más en su obra, “La pareja humana: Relación y
Conflicto”
[9] Más información en “Juegos en que participamos” de
Eric Berne
[10] De acuerdo a la teoría de Gregory Bateson
[11] Buscar más información la obra del chileno Humberto
Maturana.
[12] Cabe recordar que para la psicología humanista
experiencial de Carl Rogers: las características de un profesor actualizados
son: autenticidad, aceptación incondicional positiva del otro y empatía.
[13] También denominada dimensión hermenéutico ontológica
[14] Es precisamente por la dificultad de existir en el
dominio político y por la facilidad (producto del predominio de la cultura racionalista occidental) de
existir en el dominio semántico o mental (vale decir en un tiempo y lugar
distinto al que se está o encuentra el cuerpo) que estudios norteamericanos
mostraron que el 80% tanto de hombres y mujeres mientas hacen el amor, se
encuentra semántica o mentalmente en otro lugar o con otra persona.
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